Nació en Esperanza, Santa Fe, el 4 de julio de 1895. Hijo de Waldino Baldomero Maradona y de Encarnación Villalba. De los doce hermanos era el octavo. En su hogar recibió una verdadera educación cristiana.
Realizó sus estudios primarios en la Capital Federal y en Merlo, también en la provincia de Buenos Aires. Cursó los estudios secundarios en el Colegio Mariano Moreno de Bs. As., hasta su tercer año, continuó en el Colegio Montaña, completando su bachillerato en el Colegio Nacional de Santa Fe. En 1929, en la Facultad de Medicina de la U.N. de Bs. As., se graduó de Médico Cirujano.
En su juventud realizó trabajos rurales, agrícolas; tipografía y enseñanza elemental sin ser maestro. Ocupó el cargo de Observador Técnico en la Oficina de Meteorología Argentina, dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación.
Siendo estudiante fue nombrado Practicante Mayor de la Casa de Niños Expósitos en Bs. As.; también trabajó en el Hospital “José María Bosch”; fue médico sin rentar en el Instituto Biológico Argentino en donde se especializó en Leprología; incluso prestó servicios en el Hospital “Muñiz” y en la Maternidad del Hospital “Rivadavia”.
En 1924 realizó una Campaña Profiláctica contra la Lepra dictando conferencias en distintas localidades de las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe.
En el mes de julio de 1930 se radicó en Resistencia, ejerciendo su profesión y en forma simultánea atendió también en Barranqueras y el pueblo de Charadai.
Se acercó a “La Voz del Chaco” con una serie de colaboraciones sobre la geo-historia de la Isla del Cerrito, que en 1934 sirvieron al Gobernador Dr. José C. Castells entre otros elementos de juicio para obtener el Decreto del Poder Ejecutivo Nacional que declaró a dicha isla incorporada a la jurisdicción del Territorio Nacional del Chaco.
Participó de las actividades cívicas del ambiente poco conocido fuera de nuestros límites, prestando atención en la existencia de los aborígenes y buscando contacto directo con los caciques Chará y Moreno y la “cacica” Dominga.
Resuelve radicarse en Paraguay por las molestias del gobierno de ese entonces. Cruza sin documentos, pero su título de médico le permite ingresar a la Marina Naval. Mas tarde lo nombraron Teniente Primero “Médico Jefe del Hospital Naval de Asunción”.
Cuando terminó la guerra paraguayo – boliviana regresó al país y exploró las márgenes de los ríos Pilcomayo y Bermejo por su curiosidad y apego a la naturaleza. Investigó sobre la flora, la fauna y formas de vida de los pobladores nativos de nuestra zona, sintiendo gran ternura hacia los aborígenes. El nomadismo de los indígenas acicateó sus propios desplazamientos hacia el interior de Formosa.
Por circunstancias inesperadas e insólitas baja de un tren para auxiliar a una mujer que tenía un parto difícil. El tren se fue y él se quedó. Estaba en Guaycurú, Formosa. Echó raíces en Estanislao del Campo, a doscientos cuarenta kilómetros de la ciudad de Formosa.
Hasta él llegaban tobas, pilagás, matacos y criollos semidesnudos y hambrientos.
El 9 de mayo de 1948, funda una Colonia Aborígen a la cual le pone el nombre de Juan Bautista Alberdi. Se propuso elevar la condición indómita de los naturales con tacto y dulzura, tratándoles en su salud y exigiéndoles que estudien en una escuelita que él mismo creó.
Durante algunos años atendió sin remuneraciones a los enfermos que concurrían a la Sala de Primeros Auxilios – civil – ferroviaria, en su pueblo adoptivo donde vivió más de 45 años.
Mucho más se puede decir del apostolado laico del Dr. Maradona pero ahora nos referiremos a su condición de escritor, hermosa herencia que nos legara. En su libro “A través de la Selva” (1937 y 1974) sobresale el capítulo sobre “La medicina, el enfermo y la muerte”.
En su obra abundan otras referencias folclóricas; al tratar sobre la caza, describe cómo los naturales se cubren con ramas y hojas para disimular ante sus presas; habla también de las danzas y de las escenas teatrales imitando las acciones y gritos de los animales domésticos y las fieras.
Las obras editadas suman más de trece. Citamos algunas: “Recuerdos Campesinos” (1955); “Una Planta Providencial” (1947); folleto del tomo “Cuadrúpedos Americanos” (1979). Entre las obras inéditas destacamos: “Animales Cuadrúpedos Americanos” (3 tomos); “Botánica Dentrológica o Dentrología”; “Avifauna Americana” (2 tomos); “Vocabulario Indígena Chaqueño”; “La Ciudad Muerta del Chaco Austral”; “Páginas Sueltas”; “Conferencias” en un tomo; y otros más.
Es digno destacar que jamás solicitó posiciones públicas. Devolvió bienes materiales que le ofrecía el gobierno. Gustaba del silencio y de la soledad.
Si bien es importante la herencia científica que nos ha dejado, es mucho más valioso su ejemplo de abnegación y de lucha a favor de los más necesitados.
Vivió sus últimos años rodeado del afecto de numerosos sobrinos – nietos, manteniendo una mente lúcida con envidiable memoria. Escribía y leía sin anteojos.
Falleció en Rosario, Santa Fe, el 14 de enero de 1995, cinco meses antes de cumplir 100 años.
Aquí en Resistencia inició su histórica labor. Dejó grandes y hermosos recuerdos.
- Una calle de Presidencia Roque Sáenz Peña lleva su apelativo.
- El Centro de Salud del Lote 202 de Resistencia, lleva el nombre “E. Laureano Maradona”.
- El 22 de noviembre de 1997 se llevó a cabo el acto de imposición del nombre “Dr. Esteban Laureano Maradona” al Bachillerato Libre para Adultos de General San Martín.
- Una biblioteca ubicada en el Barrio Municipal de Resistencia lleva su nombre.
Ver también: https://es.wikipedia.org/wiki/Esteban_Laureano_Maradona Fuente: -Hombres y Mujeres que Hicieron Chaco- de Lidia Polich de Calvo. |