Blotta llegó a Rosario siendo un bebé de meses. Se proclamaba
rosarino, pese a que en la partida de nacimiento dice que Erminio
Antonio Blotta nació el 8 de noviembre de 1892 en Morano Calabro
(Italia). Exceptuando breves temporadas en Montevideo (Uruguay) y
Asunción del Paraguay, vivió en Rosario casi toda su vida. Sus padres
habían venido a buscar un horizonte de futuro que el propio país de
origen les negaba: la hilandería de su familia materna, Mainieri, había
entrado en crisis debido a la importación de sedas facilitada por la
reciente apertura del canal de Suez.
Justificado es el orgullo rosarino de su hijo artista, que empezó
modelando figuritas con la arcilla del Ferrocarril Central siendo un
humilde peón ferroviario, y que al final de su vida había legado a la
ciudad más de trescientas obras en espacios públicos de Rosario. Entre
ellas, se cuenta el primer monumento a Ludwig Van Beethoven que tuvo
Latinoamérica. La cifra de obras proviene del catálogo que está
realizando su nieto Luis Blotta, y abarca tanto los originales como sus
copias, pero no incluye sus esculturas de menor formato diseminadas en
diversas colecciones privadas de la ciudad. Este catálogo se completará
y dará a conocer a la ciudad por iniciativa oficial de los artículos 3°
y 4° del citado proyecto, por medio de la Secretaría de Cultura y
Educación.
Otro dato destacado es que por casi todas sus obras en parques,
colegios, teatros y bibliotecas, Blotta cobró al erario público y a
diversas instituciones solamente lo necesario para los materiales,
sustentándose dignamente él y su familia con lo obtenido por sus placas
funerarias, que se encuentran en el cementerio El Salvador, de Rosario.
Una ironía muy rosarina es que una gran cantidad de obras públicas
de Blotta (entre ellas el monumento a Beethoven, el menor de sus dos
retratos a Alberdi, las efigies de Dante Alighieri y de Rosalía de
Castro, como también el busto de José Hernández en el Rosedal) se
hallan en el parque Independencia o en sus inmediaciones, mientras que
el club de sus amores fue toda la vida Rosario Central. En esto, guiado
acaso por sus ideales anarquistas, Blotta siempre fue fiel a sus
orígenes ferroviarios. Artículo relacionado: "Tallé obras sin dinero y casi solo" |