Hipólito Yrigoyen nació el 12 de julio de 1852 en un hogar humilde de Balvanera y bautizado en la iglesia de Nuestra Señora de La Piedad. Fue formado por los Padres Bayoneses en el Colegio San José y finaliza sus estudios secundarios en el Colegio de la América del Sud. Cursó estudios de abogacía en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, sin presentar tesis doctoral. En su actuación pública fue Comisario de Balvanera (1872-77), Diputado Provincial (1878-80), Administrador General de sellos y Patentes (1880) y Diputado Nacional (1880-82). Desde 1880 hasta 1905 se desempeña como profesor de Historia Argentina, Instrucción Cívica y Filosofía en la Escuela Normal de Maestras. Jamás percibió sus emolumentos como docente ya que los donó a la Sociedad de Beneficencia con destino al Hospital de Niños y al Asilo de Niños. Integra la Unión Cívica y participa en la Revolución de1890 que reclama por la moral administrativa y el libre sufragio. Es fundador de la Unión Cívica Radical en 1891 y preside el Comité de la provincia de Buenos Aires. En 1893 organiza otra revolución en la provincia que triunfa efímeramente pero se niega a ocupar ningún cargo público. Sólo reclama que se convoque al pueblo a elegir libremente a su gobierno. La revolución fracasa. Sostiene "El poder a pesar de ser uno de los medios más eficaces para hacer práctico un programa, no es el fin a que pueda aspirar un partido de principios ni el único resorte que pueda manejar para influir en los destinos del país…Sólo los partidos que no tienen más objetivo que el éxito aplauden a benefactores que los acercan al poder a costa de sus propios ideales". En 1905 conduce una nueva revolución que fracasa y debe exiliarse. En 1910 logra mediante tratativas con el Presidente Roque Sáenz Peña la sanción de la reforma electoral que consagra el voto universal, secreto y obligatorio. Cuando el presidente le ofrece cargos ministeriales en su gobierno respondió que "lo único que reclamaba eran comicios honorables y garantidos". En 1916 en las primeras elecciones presidenciales en que se aplica la nueva ley electoral, Yrigoyen alcanza la Presidencia de la Nación. Lleva adelante desde entonces una política reparadora. Su política de neutralidad e independencia durante la Gran Guerra mostró al mundo que el respeto internacional llega mejor por las ideas morales que por la fuerza pura y el sometimiento de las naciones. En lo interno, la presidencia de Yrigoyen mejoró la distribución del ingreso y el auspicio social. En 1916 funcionaban 7.856 escuelas primarias y se crearon 3.120 más. Pudo afirmar en un foro internacional por la Argentina que por cada uno de los soldados que revestían en las filas de la Nación había en esa época dos maestros enseñando el abecedario. En ese año el analfabetismo era del 20 por ciento y en 1922, del 4 por ciento. En la universidad, se llegó a la democratización con la aparición de la Reforma Universitaria de 1918. En lo económico, defendió el patrimonio nacional. Creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) para evitar los desmanes de los monopolios petroleros. Intervino en la economía siempre en defensa de los más débiles. Proyectó la creación del Banco de la República para la regulación financiera. En 1922 al finalizar su primer mandato presidencial pudo afirmar que contribuyó para que bajo la bóveda de nuestro cielo hubiera muy pocos desamparados y que la labor debía continuar hasta que no existiera ninguno. Sostenía que "la democracia no consiste sólo en la garantía de la libertad política, entraña a la vez la posibilidad para todos de poder alcanzar un mínimum de felicidad siquiera". En su segunda presidencia (1928-1939) refirmó y consolidó los principios que esbozó en su anterior mandato en resguardo del patrimonio nacional mediante la nacionalización del petróleo y la defensa de los intereses populares. En lo internacional sostuvo el ideario de hermandad entre las naciones y de no beligerancia. Dijo al Presidente Hoover de los Estados Unidos que "Los hombres deben ser sagrados para los hombres y los pueblos para los pueblos, y en común concierto reconstruir la labor de los siglos sobre la base de una cultura y de una civilización más ideal, de más sólida confraternidad y más en armonía con los mandatos de la Divina Providencia". Al momento de su derrocamiento por el golpe de Estado del 6 de setiembre de 1930, el producto bruto de nuestro país era el 50 por ciento de toda América latina y el doble que el del Brasil. Fue injustamente encarcelado sin proceso judicial durante un año y tres meses en la Isla Martín García. Anciano y enfermo regresó a Buenos Aires para vivir en casa de una hermana pues había perdido todos sus bienes a lo largo de su vida pública. Falleció el 3 de julio de 1933 vestido con el hábito de la Tercera Orden Dominica y habiendo recibido los auxilios de la confesión, la eucaristía y la unción de los enfermos administrados por Monseñor D'Andrea.
Notas de Chapay: En la provincia del Chaco, calles, barrios y bibliotecas llevan el nombre "Hipólito Yrigoyen" en su homenaje. En la ciudad de Resistencia se encuentran dos bustos de este personaje: Fuente: www.yrigoyen.gov.ar (Parece que el enlace está roto) |