Nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1881, el tercero de los seis hijos argentinos del navegante austríaco Dionisio Ivancovich y de doña Juana Ponga, veneciana de origen.
En su juventud, alternó sus estudios con actividades gráficas.
Contrajo enlace con la maestra infantil provincial María Leila Villanueva. Se radicó primeramente en Morón (Prov. de Buenos Aires) y por Decreto de diciembre de 1906, fue designado Compilador del Censo Escolar de la Provincia de Buenos Aires, lo que motivó su radicación en La Plata. El desempeño de tal función duró hasta el 30 de noviembre de 1907, por terminación de las tareas censales.
En 1909 se lo nombró en la misma tarea para el Censo General de La Plata, cargo que renunció al encargársele, con fecha de 24 de agosto de ese año, la fundación en carácter de maestro-director, de la Escuela Superior de Varones Nº3 de Río Gallegos, capital del entonces Territorio Nacional de Santa Cruz. Después del viaje que duró más de quince días, llegaron a destino: a la única escuela del pueblo. Estando allí, recibió el premio de una medalla de oro con nota oficial, en mérito por los importantes servicios prestados al Censo General de La Plata.
Después de trabajar con ahínco frente al grado, en medio de todo tipo de dificultades que con abnegación supo vencer, solicitó su traslado a Puerto Deseado, en el mismo Territorio, donde fundó la Escuela Nº5, en 1910.
El buque que realizaba el trayecto de Buenos Aires a Punta Arenas (Chile), fondeaba en Puerto Deseado cada 15 días. Era el único medio de comunicación con el resto del país.
La población carecía de médico. Don Ricardo tenía cuatro hijos varones.
Luchó contra la soledad del lugar, soportó el viento constante, la rigidez del clima, la carencia de agua potable (el tanque aguatero vendía el agua traída por ferrocarril desde 240 km. de distancia), la privación de verduras y frutas por el clima indeseable y la dificultad del riego. Con gran esfuerzo y visión, el maestro cercó un lugar donde a muchos metros de profundidad, venciendo capas rocosas, apareció como bendición el agua dulce, y alrededor del pozo se hicieron los almácigos de verduras, cultivadas por los alumnos. La voluntad del hombre venció. En invernáculos, las flores alegraron el ambiente.
A esa población no había llegado aún el auxilio imponderable de la Iglesia, el Director de la Escuela y su esposa, designada maestra en 1911, se convirtieron en el eje moral del lugar.
Don Ricardo Agustín Ivancovich fue el consultor jurídico, espiritual, social, científico y económico del lugar y sintiéndose responsable de la completa formación de la niñez, extendió su acción a cada hogar.
Desde el 11 de agosto de 1911, actuó en funciones de Juez de Paz suplente.
En 1915 llegó a Puerto Deseado el primer Padre Salesiano y dictó clases de religión fuera de las horas de clase en la Escuela Nº5, a pedido del Sr. Director.
Integró la Comisión del Club Social de Puerto Deseado en carácter de socio fundador. Participó en numerosas instituciones locales de bien público. Fundó la Caja de Ahorro “Sarmiento” de la Escuela Nº5, en la fecha del centenario del nacimiento de Domingo Faustino Sarmiento.
En Puerto Deseado nacieron sus dos hijas mujeres. El deseo de completar la educación de sus hijos le obligó a solicitar su traslado.
A partir del 21 de agosto de 1919, lo contó entre su personal la Escuela Nacional Nº41 de Resistencia, Chaco, cuya dirección ejerció durante 17 años. Los informes de los Inspectores y Visitadores de Escuelas fueron ponderables con respecto al trabajo realizado.
Por medio de la Asociación Cooperadora se implantó la copa de leche, el reparto de galleta y la distribución de ropa y calzado a los niños más necesitados.
Infundió seriedad, respeto y cumplimiento en las tareas.
El 17 de agosto de 1923, la Superioridad le ofreció el ascenso a Visitador de Escuelas Nacionales, que no aceptó.
Supo guiar con tacto para obtener la cooperación colectiva de su personal, el que ha trabajado siempre con entusiasmo y verdadera vocación docente.
Demostró siempre su eficiente preparación intelectual contagiando sus ansias de aprender y de enseñar. Fue un hombre activo, de simpática presencia y apariencia severa; era afable, reposado prudente, observador y se desenvolvía eficientemente, con positivo beneficio para los alumnos.
El Visitador de la Seccional 5ª, Sr. Cristóbal Mariani Moyano, lo calificó como “educador contraído a sus deberes, circunspecto, amante tierno y leal del hogar y de la escuela; altruista y noble, prudente y discreto…” que supo levantar el prestigio y nivel moral de la Escuela Nº41.
En Puerto Deseado fue corresponsal fotográfico de la revista Caras y Caretas; corresponsal del Diario “La Prensa” de la Capital Federal; colaborador del diario “El Sur”. En Resistencia fue colaborador asiduo de la difundida revista de educación “La Obra” de la Capital Federal, desde la fundación hasta su fallecimiento.
Fue socio de la ex Asociación “Pro Maestros de Escuela”; socio activo de la Mutualidad del Magisterio e integrante de su comisión local en Resistencia, en 1923.
Contribuyó al conocimiento de la región y a la formación y desarrollo de la aptitud manual e industrial; se interesó en hacer conocer la flora chaqueña, enviando a distintos lugares del país ejemplares autóctonos. En la Escuela Nº41 se plantaron moreras y se implantó la cría del gusano de seda, gracias a su iniciativa.
Bajo su dirección, la Escuela Nº41 contribuyó con trabajos ejecutados con materiales de la región a la Exposición del Chaco en Buenos Aires. Los alumnos habían hecho hilado de fibras regionales, principalmente con el llamado paragüita japonés.
Obligado por su salud quebrantada, renunció al cargo para acogerse a los beneficios de la jubilación, el 15 de julio de 1936.
Falleció en Resistencia, el 21 de mayo de 1937, a los 55 años.
- El Honorable Consejo de Educación, por Resolución recaída en el expediente Nº 20813/967, con fecha 12/03/69, resolvió imponer el nombre “Maestro Ricardo A. Ivancovich” a la Escuela Nº41 de Resistencia. El 26 de abril de 1969 la Escuela dio cumplimiento a esta Resolución.
Fuente: -Hombres y Mujeres que Hicieron Chaco- de Lidia Polich de Calvo. |