Fue farmacéutico, humilde y sencillo. Actuó en La Sabana, Charadai, Enrique Urien y finalmente en Villa Ángela, instalándose más o menos en el año 1915, cuando el pueblo era todavía un conjunto de casas modestas, en medio de obrajes, llamado Punta Rieles.
Era un hombre estudioso y de un extraordinario conocimiento humano. Se lo veía siempre con un maletín, actuando de médico, partero o prestando sus servicios a un poblador enfermo, superando con fe y optimismo el mal tiempo, la tierra, el fuerte calor y las distancias. No se atemorizaba si debía realizar el recorrido a pie e internarse en bosques o cruzar lagunas, que en ese entonces eran verdaderas hazañas.
Pudo haber ganado mucho dinero, pero su clientela generalmente era gente humilde. Hacía el bien a todos los que necesitaban de sus servicios y la mayoría de las veces donó los medicamentos a sus pacientes con gran generosidad.
Se dedicó a estudiar el problema de los niños discapacitados a raíz de un problema de salud de una de sus hijas, llegando a la conclusión que si bien la mente puede oscurecerse por algún designio biológico, los sentimientos permanecen inalterables en esos pobres niños inactivos. Brindó cariño y dedicación hacia ellos.
Cuando el tiempo de la desdicha llegó a su casa, dejó el pueblo con gran tristeza.
Don Claudio Zapico combatió muchas enfermedades a pesar de su escasa preparación para ejercer la medicina, y de los medios con que contaba.
Falleció en Resistencia, pobre y olvidado, este hombre de físico menudo pero de gran corazón y bondad.
- Los viejos pobladores de Villa Ángela, en 1980, al crearse la Escuela Especial Nº8 para Niños Discapacitados solicitaron la imposición del nombre “Claudio Zapico” para rendirle un sincero homenaje en reconocimiento del pueblo.
- También, una calle que nace en la Av. 9 de Julio de Resistencia, lleva su nombre.
Fuente: -Hombres y Mujeres que Hicieron Chaco- de Lidia Polich de Calvo. |